sábado, 3 de octubre de 2015

Chayanne complacerá a su fanaticada boricua con todos sus éxitos

Para los seguidores y sus amigos el  rostro de Chayanne es una sonrisa. Pocas veces, si es que ninguna, al cantante puertorriqueño se le ha visto molesto.

En su caso no es necesario emitir una palabra, ya que su amplia sonrisa anticipa cualquier manifestación verbal. Virtud que provoca que sea uno de los más queridos en y fuera de este terruño.  

En su intento por definir por qué la gente lo quiere, el artista admite que se queda corto “de  palabras” a  la hora de describirlo. Ese cariño lo vive, lo siente y  lo expresa cada  vez  que  sube  al  escenario. Es su manera de ser agradecido, de vivir en paz y de derrotar el pesimismo con una sonrisa.

“Me  quieren porque soy de Puerto Rico (ríe  y  suelta una  carcajada). No tengo una respuesta para eso. Dentro de todo lo complicado de la vida, ya sea en lo personal y profesional, trato siempre de que antes de decir cualquier cosa negativa, prefiero quedarme callado. Antes de estar negativo trato de buscarle el aprendizaje o de estar positivo. Ante la  adversidad coloco una sonrisa. La vida es corta y no hay que dedicarle tiempo a lo negativo. Uno va madurando y uno adquiere tolerancia ante las situaciones”, indica Elmer Figueroa Arce, nombre  de pila, en su  intento por describir las expresiones de cariño y afecto que recibe a diario de parte de un público fiel que sobrepasa cuatro generaciones.

Ese optimismo que proclama se manifiesta a su vez en cómo ha construido, hasta la fecha, una carrera impecable y llena de triunfos, con más de 40 millones de discos vendidos.

A sus 47 años el artista asegura ser un “hombre joven y feliz” que convierte cada encuentro en una experiencia de aprendizaje. Reconoce que ha enfrentado situaciones duras, pero prefiere siempre dar buena cara.

“Tengo unos felices 47 años y  me siento un nene (suelta su acostumbrada  carcajada). Hablar de uno siempre es difícil. Qué es prioridad o no ahora mismo depende del momento que vives. Por ejemplo, cuando te vas a los diez años con un grupo (Los Chicos) es una cosa, y a los 15 años te vas a vivir solo a Los Ángeles a grabar un disco. Luego seis meses solo en España, y otros nueve meses en México… son esas cosas las que te ayudan a madurar y cuando lo piensas, dices: ‘pero es que estuve fuera la mayor parte de mi vida. He estado entretenido y sin saber que lo único que he hecho es luchar. Es ahí cuando reflexionas sobre tu carrera, piensas en tus papás, tus hermanos y tu familia y solo queda ser agradecido”, sostiene el cantante en entrevista exclusiva con  El Nuevo Día  desde su oficina en Miami, luego de completar su carrera mañanera.

A solo días de su cita en su patria, la voz de “Madre  tierra” presentará los días 2 y 3 de octubre su espectáculo “En todo estaré” en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot. Chayanne llegará con la gira que inició en enero en México y se extiende hasta marzo del 2016. Dice que no sabe exactamente el número de ciudades visitadas, pero lo que ha experimentado en cada show lo recuerda a la perfección.

La gira le ha permitido ir a destinos que conoció al ritmo de Los Chicos y otras  ciudades recurrentes que a través del tiempo han formado parte de sus presentaciones. Enfatiza, asimismo, que cada noche aún en un mismo país trae sabores distintos que le provocan un éxtasis de emociones.

De la gira  narra que ha presenciado desde “niñas de 12  años hasta abuelitas que tienen más energías que las jovencitas”.

“El calor humano siempre ha sido igual. El contacto generacional ha sido maravilloso. Estoy muy entusiasmado con la gira. Las críticas han sido muy buenas. El concierto es muy distinto y es completamente nuevo a nivel de tecnología. Las gráficas se hicieron exclusivamente para el show. Al igual que las luces están sincronizadas para la parte estética del espectáculo. Como saben, hay mucho baile”, precisa el vocalista que mantiene religiosamente una rutina de ejercicios para mantener su físico en óptimas condiciones. 

A nivel del concepto del  concierto adelanta que hay arreglos musicales de sus éxitos completamente nuevos. Esto como parte de uniformar los temas para acercarse al sonido más reciente de su producción musical “En todo estaré”. Eso sí, para complacer a sus fanaticas interpretará todos los éxitos de su carrera de solista.

Los  nervios  de  su  patria.   El cantante  revela que los conciertos en Puerto Rico le provocan “mucha ansiedad”. Tanto así que hasta se pregunta en ocasiones: “¿Por qué  me  pasa  esto?, si es mi patria y mi gente”.

A días de pisar suelo borincano se acrecienta esa euforia por sentir el calor de los suyos y “llegar a mi casa”. 

“Siempre trato de dar el corazón con la experiencia de todos estos tiempos. Obviamente, voy a estar nerviosísimo por ser el país de uno que me ha visto crecer. Ustedes saben cómo soy, y a veces uno piensa, qué le puedo enseñar si saben quién soy. Es mi patria. Es entregarle el corazón, el amor y el agradecimiento. En los conciertos lo que uno desea es que la gente, a través de la música, recuerde no a uno, sino a  cuándo se enamoró con esa canción... que  sea  la  música  la  que  te  recuerde  los momentos de felicidad, no el artista”, sostiene  el  intérprete que además de venir este mes a la Isla, cuenta los días para el receso navideño que siempre pasa aquí.

“Estoy loco que llegue Navidad para regresar a comer rico y a estar con  mi  gente. Eso no falla. Es sagrado”,  afirma la  voz  de  “Humanos a  Marte”.  

El cordón  maternal

Esta vez su presentación en la  Isla se apodera de un sentimiento no experimentado hasta hace 17 meses. La  nostalgia se colocará entre los miles de asistentes que llenen el Coliseo de Puerto Rico.

El artista por primera vez hará un concierto masivo en la Isla sin la presencia física de su madre Irma Luz Arce, que falleció en abril de 2014. 

La ausencia de su madre ha sido fuerte y triste, pero afirma que en medio del duelo que no se supera, pero sí se sobrelleva, también habita la alegría, unión, gratitud y el amor familiar que heredó de su madre. Es así como día a día batalla con la ausencia de su ser amado.

“Eso (el  dolor) nunca se va y no es que esté huyendo con trabajo es que hablando con mi  familia, mis hermanos, mi hermana en medio del dolor, pues sé que el cordón umbilical no se corta cuando pequeño, sino que cuando lo cortan es cuando uno  tiene un conocimiento y es fuerte porque te quedas suspendido en el  aire. Quienes han perdido a su madre van entender lo que digo. Me fui cuando pequeño de mi casa para el grupo y estuve entrando y saliendo de la casa y ahora cuando llego no está... (hace una  pausa)  Es distinto... (se quebranta la voz y hace otra pausa) eso (dolor) nunca se va. Pero igual existen bendiciones y se vive agradecido de tenerla. Como familia estamos bien. Papi está bien y todos estamos sumamente conectados”, confiesa el artista que se encuentra en negociaciones para presentarse en el multitudinario Festival Viña del Mar 2016.

Entre las alegrías que disipan la nostalgia del duelo figura la estrecha relación que  mantiene con sus hijos Lorenzo Valentino e Isadora  Sofía, ambos jóvenes activos en los deportes. 

Padre, fan  y  amigo  

En  su  rol de padre, Chayanne sostiene que se ha  disfrutado todas las etapas de sus hijos. Dentro de los gustos y similitudes que comparte con ellos, se encuentra hacer ejercicios juntos y apoyar dentro y fuera  de  la  cancha a  su  prole,  fruto de su matrimonio con Marilisa Maronesse. 

“Tengo un machazo que es mi hijo que me acompaña al gimnasio porque no voy solo. Uno  dice ¡Wow, que  suerte tengo que le guste hacer ejercicios!, y poder compartir como amigo aunque sé los códigos de padre e hijo y no los rompo. Es  hijo, pero también es amigo y me gusta que sepa que puede tener confianza con sus secretos, porque ya no soy yo quien decido por él, sino que le doy alternativas para que Lorenzo sepa que cada acción tiene una reacción”, subraya sobre su hijo de 18 años con el que además practica baloncesto y golf. 

De Isadora Sofía cuenta que hace “jogging” y ejercicios con ella, pero lo más que disfruta es verla en acción en la cancha de voleibol, pues es ahí que se luce como fanático.

“Soy el fan número de ella. Le grito bien a lo boricua. En ese momento soy bien yo y no me importa la gente a mi alrededor, ya sabes, con el orgullo de padre en el nivel alto”, menciona con entusiasmo de su hija que además estudia música en la escuela.

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