Chayanne en Chile en una Movistar Arena repleta y enfervorizada.

"Y como siempre digo: esta noche pueden ustedes hacer con nosotros lo que quieran", invitó como siempre Chayanne a poco de iniciado su nuevo concierto en Santiago, y como siempre también el resultado fue un grito en masa de sus seguidoras.
Podrán cambiar los nombres de las giras y los discos, que en este caso se resumen en "No hay imposibles", el título de su más reciente álbum y de este tour, pero el efecto ya es el acostumbrado. El cantante puertorriqueño volvió a provocar el delirio de su público en Santiago.
El éxito todo-terreno "Provócame" marcó el arranque del show, luego de unos breves segundos de apertura en que fueron testeadas todas las atracciones que luego se desplegarían en la jornada: sonido, gimnasia, cuerpo de baile, proyecciones visuales en pantalla gigante, fuegos artificiales, explosión, humo y, al final, parado en la cumbre de una tarima, Chayanne en persona, como una aparición inmóvil, con chaqueta, polera, pantalón ajustado, respiración agitada, sonrisa a todo lo ancho de la cara, y en movimiento constante y provocativo a tono con el título de la primera canción.
De ahí en adelante el cantante y bailarín puso en marcha un repertorio que nunca pierde el balance entre sus dos armas secretas, que es lo mismo que decir sus dos velocidades: rápido y lento. Chayanne parte con dos canciones rítmicas que le valen en tiempo récord el cántico masivo de "Mijito rico, mijito rico".
Luego equilibra con dos baladas para bajar las revoluciones y aumentar los gritos. Y sigue intercalando así éxitos probados como "Lola", "Un siglo sin ti", "Si no estás (No hay imposibles)", de su nuevo disco, "Caprichosa", "Si tú te vas", "Cuidarte el alma", "Tu boca", "Guajira" y, remontado a su inicios más ochenteros, su primer hit, "Fiesta en América".
Unas quince mil personas, según los organizadores, llegaron al primero de los tres shows que Chayanne dará en la capital hasta el sábado 6.
Fue una mayoría inapelable de mujeres que repletó el recinto Movistar Arena, y al mismo tiempo un público transversal. Más allá de sus naturales diferencias entre señoras y señoritas, rubias o morenas y lisas o con rizos, todas estas mujeres estaban al mismo tiempo felices y arregladas como para ir a una fiesta.
"Pueden hacer con nosotros lo que quieran", les dijo Chayanne, pero es más bien él quien hace lo que quiere.
"Es que me gusta tu cara / me gusta tu pelo" canta por ejemplo en el coro de "Cuidarte el alma",
 y logra que una rubia al azar entre el público se toque la cara y luego se toque el pelo en perfecta sincronización con la letra que va cantando el astro. Eso es tener el poder.

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